Racing sueña en todos los frentes: cuatro goles en Bucaramanga para crecer en la Copa Libertadores

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Minutos después de que los ojos del mundo estuvieran puestos sobre la inolvidable serie en la que Inter se clasificó a la final de la Champions League ante Barcelona, Racing salió a la cancha de Bucaramanga mentalizado en jugar un partido determinante para sus aspiraciones en la Copa Libertadores. Más allá de que el cotejo correspondía a la cuarta fecha de la fase de grupos, el equipo de Gustavo Costas disputó el encuentro como si no hubiera mañana y consiguió otro triunfazo que lo ratifica como un ambicioso aspirante a la gloria eterna: aplastó 4-0 al elenco colombiano, con goles de Adrián Martínez, Santiago Solari, Santiago Sosa y Martín Barrios, y quedó en lo más alto de la zona E, con 7 puntos.

A dos fechas del final de la fase de grupos, Racing depende de sí mismo para clasificarse y hacerlo como líder, con el plus de esperar a Colo Colo y a Fortaleza en Avellaneda, donde recuperará el apoyo de su público. Justamente sin su gente, el campeón de la Sudamericana y de la Recopa había perdido sorpresivamente con Bucaramanga, en la segunda fecha, lo que había generado un cimbronazo que le aportaba interrogantes a lo que podría ocurrir después. Sin embargo, a este Racing le sienta bien la presión. Cuando el riesgo asoma, suele responder de la mejor manera. Y si en el juego no tiene lucidez, rescata un espíritu que lo deja de pie, como le había pasado en la visita a Colo Colo -en la fecha pasada de la Copa-, cuando jugó mal pero empató (1-1).

Lucha palmo a palmo entre Juan Nardoni y Diego Chavez (AP Photo/Fernando Vergara)

Lo de la Academia no es casualidad. Sale de Avellaneda y da la cara. Luego de la caída 1-0 con Paranaense en Brasil, en el inicio de los cuartos de final de la Copa Sudamericana del año pasado, Racing no perdió más de visitante en el plano internacional y llegó a los cinco partidos invicto fuera del país: empató 2-2 con Corinthians, en las semis de aquel certamen que conquistó en 2024, apabulló a Botafogo para levantar la Recopa de este año (fue 2-0 en Río, pero la diferencia en el trámite resultó aún mayor), en el arranque de esta Libertadores bailó y goleó 3-0 a Fortaleza, jugó mal y rescató el citado 1-1 con Colo Colo, y en Bucaramanga registró otra victoria aplastante.

Al equipo de Costas no lo empacharon las conquistas de la Sudamericana y de la Recopa: tiene hambre de (más) gloria. Y los momentos críticos, evidentemente, lo hicieron más fuerte. La personalidad del plantel aflora cuando desde afuera se cree que no tiene más para ofrecer, como cuando cayó con Independiente Rivadavia –por el Apertura- y con Bucaramanga, en Avellaneda, en el plano internacional. Y al corazón le agrega actuaciones determinantes de jugadores de jerarquía en cada una de sus líneas.

Lo mejor del triunfo de Racing

Adrián Martínez, el goleador insaciable de este ciclo exitoso, es la muestra cabal. Otra vez abrió un partido (llegó a los 41 gritos con la celeste y blanca), en una jugada que lo pinta de cuerpo entero: recibió de espaldas, se fajó con su marcador, asistió a Santiago Solari, fue a buscar el rebote y, de guapo, arrasó a sus rivales para definir casi debajo del arco, a los cuatro minutos de la etapa inicial. Y en el segundo tiempo, luego de bancarse nuevamente los topetazos de los oponentes, asistió a Santiago Solari para convertir el 2-0, justo cuando Bucaramanga había salido determinado a empatar, con una postura diferente a la de un primer tiempo que fue dominado totalmente por la Academia.

Racing controló totalmente el juego en 80 de los 90 minutos. Agustín Almendra, quien había lanzado para Martínez en la génesis del gol tempranero, mostró –otra vez en la Copa, como ante Fortaleza- una de sus mejores versiones de 2025: criterioso en el pase y con un despliegue mayor al que acostumbra, se destacó al lado del todoterreno Juan Ignacio Nardoni, una pieza insustituible que se multiplica para cortar y, también, se atreve a romper líneas e ir hacia adelante.

El festejo de Santiago Solari (AP Photo/Fernando Vergara)

Atrás, Santiago Sosa dejó en evidencia que la posición de líbero es la que mejor le sienta: con el conocimiento de haber sido mediocampista central, cumple la doble función de acoplarse al centro si la jugada lo requiere, pero desde atrás tiene un mejor panorama para intervenir y despejar el riesgo. A esa gran tarea en el fondo, el ex River le sumó nuevamente un gol de cabeza, como había ocurrido en el estreno con Fortaleza, en el norte brasileño.

A Costas, además, los cambios comenzaron a rendirle frutos en los últimos partidos. Ante los bajos rendimientos de Luciano Vietto, apostó por Solari y le pagó con gol. Puso cerca del final a Martín Barrios y el uruguayo hizo un golazo (el tercero de su cuenta en esta Copa). Y el sábado, ante Platense, buscará el pase a los cuartos de final del Apertura. Y tiene motivos para soñar con los dos frentes.

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