Ni calabaza ni pepino: cuál es la hortaliza rica en vitamina C que combate el estreñimiento

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Puesto de una verdulería (AdobeStock)

En el vasto reino de las hortalizas, algunas sobresalen por su sabor, su versatilidad en la cocina y, especialmente, por los nutrientes que aporta. Es el caso del calabacín, que es rico en vitamina C, potasio y mucílagos, según la Fundación Española de la Nutrición (FEN). Estos elementos lo convierten en un aliado perfecto para mantener una dieta equilibrada, cuidar el sistema digestivo y reforzar el sistema inmunológico.

Uno de los principales atractivos del calabacín es su escaso aporte calórico. Compuesto en su mayor parte por agua —alrededor del 95% de su peso—, apenas aporta unas 17 kilocalorías por cada 100 gramos. Esto lo convierte en un alimento ideal para quienes buscan controlar su peso sin renunciar a una alimentación completa y sabrosa.

A pesar de su bajo contenido energético, el calabacín ofrece una notable sensación de saciedad, lo que ayuda a evitar el picoteo entre comidas. Su consumo habitual, especialmente cuando se prepara al vapor, a la plancha o al horno, permite reducir la ingesta calórica global sin comprometer la calidad nutricional de la dieta.

El calabacín es una de las hortalizas con menor contenido calórico (Pexels)

La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, es uno de los nutrientes esenciales más importantes del calabacín. Este antioxidante natural contribuye al correcto funcionamiento del sistema inmunológico, a la síntesis de colágeno (una proteína fundamental para la piel, los vasos sanguíneos, los tendones y los ligamentos) y a la protección celular frente al daño oxidativo.

Aunque se suele asociar la vitamina C con frutas como las naranjas o los kiwis, el calabacín es una opción vegetal excelente, especialmente para personas que siguen dietas bajas en azúcar o con restricciones frutales. Incorporarlo en guisos, cremas o salteados puede ayudar a cubrir los requerimientos diarios de esta vitamina, tan necesaria para prevenir infecciones y mantener una piel sana.

Calabacín para controlar la tensión arterial

Otro componente destacado del calabacín es el potasio, un mineral esencial para el equilibrio electrolítico del cuerpo, la función muscular y el control de la presión arterial. El potasio actúa como un regulador natural de los líquidos corporales, favoreciendo la eliminación de sodio y ayudando a prevenir la hipertensión.

Para personas con problemas cardiovasculares o retención de líquidos, el calabacín es una opción muy recomendable. Su alto contenido en agua y potasio facilita la diuresis (la eliminación de líquidos a través de la orina), lo que alivia la hinchazón y mejora la circulación. Además, este mineral participa en el buen funcionamiento del sistema nervioso y en la contracción muscular, por lo que es especialmente útil para personas activas o deportistas.

Un aliado de la salud digestiva

Los mucílagos, presentes de forma natural en el calabacín, son un tipo de fibra soluble con propiedades gelatinosas que desempeñan un papel muy interesante en la salud digestiva. Al entrar en contacto con el agua del organismo, forman una especie de película viscosa que recubre y protege la mucosa del estómago e intestinos.

Este efecto suavizante resulta beneficioso en casos de gastritis, úlceras, reflujo gástrico o síndrome del intestino irritable. Además, los mucílagos actúan como prebióticos, alimentando a las bacterias buenas del intestino y contribuyendo al equilibrio de la microbiota intestinal, combatiendo el estreñimiento.

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