“La única manera de que los humanos descubran cómo llegar a alguna parte, es dejando algo atrás”, explica, en términos poéticos, la Tercera Ley de Newton en Interestelar, película dirigida por Christopher Nolan que se estrenó en 2014. Y, de cierta forma, dicha frase describe el punto de inflexión de la corta -y prometedora- carrera de Gonzalo Bueno, un joven peruano de 21 años que, bajo la necesidad de efectuar un salto de calidad en sus herramientas, dejó atrás a sus afectos y una zona de confort para navegar en las complejas corrientes del deporte de alto rendimiento.
Nació el 31 de abril de 2004 en Trujillo y sus recuerdos iniciales son junto a una raqueta y una bola fluorescente en el Golf y Country Club de su ciudad natal. “Empecé por mi hermano, que jugaba amateur. Yo vivía frente al club, entonces iba caminando, lo seguía a él. Desde chiquito, cuando tenía 3 años, me enganché con el tenis. A esa edad agarré mi primera raqueta”, reveló en díalogo con Infobae mientras se desarrolla el AAT Challanger Santander edición Villa María.
Si bien su relación con el deporte blanco fue un auténtico amor a primera vista, también incursionó en otras disciplinas durante su infancia. En ese sentido, el actual 211 del ranking de la ATP contó: “Como todos, hice muchos deportes. Pero me gusta mucho el Golf porque el club tenía canchas. Hubo un momento, a los 9 años, que dejé el tenis por el golf. No era tan bueno, pero me encantaba. Hoy en día lo mantengo. Siempre que voy a Lima juego”.
Bueno alcanzó la quinta posición del escalafón mundial ITF Juniors en abril de 2022 y se posicionó como uno de los tenistas con mayor proyección de la región. Acerca de esa etapa de su vida, analizó: “Desde los 14 o 15 años me entró la idea de querer ser profesional. De todas formas, en Perú es poco ‘tradicional’ que los deportistas se vuelvan profesionales. Sobre todo porque tenemos que irnos a otros países, dejar a nuestras familia, a nuestros amigos. Para mí eso fue lo más complicado. Cuando gané el Trofeo Bonfiglio -un prestigioso certamen juvenil en Milán- me dije a mí mismo: ‘quiero ser profesional’. Tenía una pequeña duda y hablé con mi familia. Lucho Horna -extenisa que alcanzó el puesto 33 del ranking ATP- fue clave también. El otro camino era la universidad en los Estados Unidos”.
En cuanto a esa etapa, la formativa, Bueno consideró: “Sirve mucho en relación a qué jugás en escenarios importantes. Después venís a un Challenger y te toca jugar en un Court Central repleto y capáz que ya viviste eso. La etapa juvenil también es más la visibilidad, buscar un sponsor. El cambio es otro mundo: la gente juega por plata, vale todo. Te toca un chico de 30 años en un ITF y te come. No les importa. En Juniors te respetan más”.
En 2023, el peruano conquistó dos certámenes consecutivos que, según él, marcaron su estadía full-time en el circuito profesional. Sin embargo, en sus primeras experiencias en el segundo nivel, sintió el rigor del alto rendimiento. “Los Challengers son diferentes. En los ITF es ‘menos profesional’. Por ahí vas al gimnasio y ves a cinco o seis que después te cruzás en los Challengers, en donde todos se cuidan con la comida, tienen entrenadores. Es un cambio que me costó al principio”, reconoció.
Al margen del aspecto físico, el alto rendimiento también exige una cabeza alineada con el cuerpo. El joven que alcanzó los octavos de final en el certamen que se disputa esta semana en la ciudad cordobesa, instancia en la que cayó ante el argentino Andrea Collarini (7-6, 6-2 y 6-1), comentó que recurrió a profesionales para mantenerse enfocado. “Trabajo con -el psicólogo- Ariel Borenstein, de Argentina, y hablo de todo un poco, como mi vida dentro y fuera de la cancha. Yo en particular me enfoco en los momentos de los partidos. Ir a la toalla en un 4-4, bajar un cambio, respirar. Pero si no estás bien afuera, es difícil jugar bien”.
En ese mismo sentido, Bueno comentó como superar aquellos momentos en los que las victorias son esquivas: “Con mi equipo decimos de no dramatizar la derrota. Lucho (Horna) siempre tiene presente una frase: ‘Ni somos los mejores en la victoria ni los peores en las derrotas’. Me lo repite todo el tiempo. Creo que es importante. Al final eso hace que te des cuenta y que valores las cosas”.
En cuanto a su relación con Horna, uno de los tenistas más destacados de la historia de Perú, reveló: “Lo conozco desde que tengo 10 años. Arranqué con él a entrenar en 2022 y creo que no había nadie mejor para darme consejos con todo lo que vivió. Me ayuda a no equivocarme tanto. También impone, su presencia, su personalidad”.
Hace aproximadamente cuatro años, Bueno tomó la decisión de emigrar bajo el argumento de que en Perú ya había tocado su techo. Si bien Europa emergió como un destino concreto, su destino se situaba en Buenos Aires. “De entrada sabíamos que si quería ser profesional no me iba a poder quedar en Lima. Las mejores opciones eran Argentina o España, que son dos escuelas muy importantes. Lucho (Horna) y Juampi (Varillas) fueron claves en esa etapa. A Juampi lo llamé sin conocerlo y me habló como si me conociera de toda la vida. Me dio mucha confianza y me dijo que Argentina era el lugar perfecto para entrenar”, reveló acerca del momento en el que tomó la decisión de instalarse en nuestro país.
La camaradería y el compañerismo son elementos clave cuando los tenistas están fuera de sus hogares y en plena competencia o en sus bases de entrenamiento. Respecto a eso, Bueno explicó que algo que lo ayudó a sobrepasar la ida de su tierra natal fue el hecho de haber encontrado un hogar que le dio todas las comodidades para solo concentrarse en su formación. “Primero me quedé en la casa de la madre de Camilo Ugo Carabelli. Estaban Álvaro Guillén Meza -tenista boliviano de su misma camada- y Lautaro Midón -correntino de 21 años, uno de los prospectos más esperanzadores del tenis nacional-. Fue clave eso. La familia de Camilo es un diez. Era un hotel de tenistas, te trataban como si estuvieras en tu casa. Te cocinaban, hacías sobremesa”, rememoró.
El pasado fin de semana, en el Club Lawn Tennis de la Exposición, la Selección Peruana de Tenis logró una de las victorias más importantes de su historia: venció a Portugal por 3-1 y accedió a los Qualifiers de la Copa Davis 2026. “Después de esta fecha creo que muchos chicos nos ven como referentes y quieren jugar al tenis”, sostuvo Bueno respecto a la proeza alcanzada por él y sus compañeros.
“En la previa, Lucho (Horna) nos mandó un mensaje diciendo que él tenía la sensación de que íbamos a ganar. Era una serie durísima, uno de los rivales que, en el sorteo, preferíamos evitar. Pero nos preparamos muy bien”, explicó el protagonista de esta historia quien, en el primer enfrentamiento de la serie, venció a Nuno Borges, actual 51º del ranking ATP.
Con el lugar asegurado en la próxima instancia de Copa Davis y con una gira sudamericana por enfrentar, el tenista que se proyecta como uno de los talentos a seguir de la región trazó un objetivo claro de cara a 2026: asegurarse un lugar en la qualy del Australian Open. “Es un objetivo cercano. El año pasado lo tomé como una presión, hoy es una motivación. Pero mi gran objetivo es ser Top 100”, explicó.
Sobre su ejemplo a seguir: “Mi ídolo es Nadal. Tengo un juego similar al de él por lo luchador. Me considero bastante completo, un contraatacador. Me encanta correr. Lo vi en Roland Garros e impone demasiado. Fue un sueño. Pero Lucho (Horna) y Juampi (Varillas) también. Al ser cercanos a mí me suma mucho”.