El detrás de escena de Colapinto en el GP de Mónaco: el secreto de su recuperación y un hito detrás de Fangio y Reutemann

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Franco Colapinto con los fanáticos argentinos, que se hicieron sentir en el Principado (Crédito: Luciano Yoma)

Franco Colapinto sabe robarse una sonrisa. Siempre tiene alguna salida con sus declaraciones o reacciones para la empatía. Este domingo también lo hizo con su equipo, gracias a su actuación en el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1, en el que resultó 13º luego su buena faena. Además, el haber llegado a la meta no fue solo un dato estadístico, sino que hizo historia.

Primero, hay que destacar cómo el corredor bonaerense, que este martes cumplirá 22 años, supo dar vuelta la página luego de ser 20º y último en la clasificación con el peor auto en Mónaco, ya que hasta Sauber superó en rendimiento en la previa a los A525 de Alpine.

“El auto no tracciona“, disparó el sábado luego de la clasificación. También llamó a entender más el monoplaza para saber qué podemos mejorar, porque creo que los dos autos están complicados”. También planteó su incomodidad con la goma blanda (la que más rápido logra adherencia en pista) y su predilección con la media, esa con la que mejor rendimiento tuvo este domingo.

En ocasiones, los pilotos que atraviesan esos estados pueden llegar a sentir dudas. “¿Seré yo? ¿Será el auto? ¿El equipo?”, se preguntan. Pueden llegar a perder confianza. Pero la clave de Colapinto, amén de su talento, es el factor mental. El pilarense no perdió la cabeza y, pese a saber que no tuvo un medio mecánico óptimo salió a correr, bancó la parada y avanzó cinco lugares. Sea por abandonos o las paradas en los boxes de otros competidores. No importa. En una F1 cada vez más fría, donde sólo sirve el resultado final, Franco pasó de un “aprobado” en su vuelta en Imola a una mejor calificación en Mónaco.

Franco Colapinto les robó una sonrisa a los integrantes del equipo Alpine luego de su gran labor en Mónaco (@AlpineF1Team)

Su impronta y carisma lo blindaron más allá de ese mal sábado. Ayudó mucho la presencia de su madre, Andrea Trofimczuk. También el habitual acompañamiento de sus managers, María Catarineu y Jamie Campbell-Walter. La contención de ambos también fue clave. Por ejemplo, el ex piloto escocés salió a bancarlo el sábado en sus redes sociales: “Fue un día difícil en la oficina para Fran, pero lo logramos y seguimos aprendiendo. Llegará nuestro momento y seguiremos mirando hacia adelante con optimismo”.

Ese cobijo a Franco le permitió mantener la armonía interna y retirarse del circuito como hacía en sus épocas del karting: saludó a todos y cada uno de los mecánicos del equipo. Se rió con ellos ante alguno de sus chistes y se retiró a su flamante domicilio en el Principado, donde puede decirse que corrió de local.

El domingo, en un circuito callejero, tortuoso, con los autos más grandes de la historia de la F1 en cuanto a su tamaño, con nulas posibilidades de sobrepasos, con seis carreras menos respecto de sus rivales, con un monoposto limitado, otra vez Colapinto les sacó agua a las piedras.

A veces, en el deporte ganar no lo es todo. Hay ciertos resultados parciales que equivalen a una victoria. Más en una disciplina que, por naturaleza, depende cada vez más de un medio mecánico. A Colapinto lo mandaron a correr con gomas duras (las que más tardan en tomar la mejor adherencia, pero menos se degradan) y la estrategia de Alpine se armó en torno a Pierre Gasly. El temprano abandono del francés por su golpe a Yuki Tsunoda (Red Bull), hizo que la escudería francesa se focalizara en el argentino, y en la vuelta 14ª, su primera detención, ya se sintió cómodo con los neumáticos medios.






El pilarense supo mantener el foco en terminar la carrera. Una vez que cruzó la meta, por radio le hizo saber a su ingeniero, Stuart Barlow, su disconformidad sobre la estrategia empleada: “Al arrancar con los neumáticos duros no había mucho que pudiéramos hacer. Creo que hicimos lo que mejor pudimos”, afirmó Colapinto. ”No nos ayudó mucho la estrategia de hoy“, reconoció Barlow.

Franco pudo terminar 13º y se convirtió en el tercer argentino en la historia en llegar a la meta en Mónaco. Los anteriores fueron Juan Manuel Fangio, que ganó en 1950 y 1957, y Carlos Alberto Reutemann, vencedor en 1980. El Quíntuple sumó un segundo puesto en 1956 y el Lole, dos terceros lugares en 1977 y 1979. El resto de los representantes de nuestro país abandonaron: José Froilán González (1950), Oscar Rubén Larrauri (1988), Esteban Tuero (1998) y Gastón Mazzacane (2000). No pudieron largar: Alfredo Pian (1950), Ricardo Zunino (1980) y se retiraron del evento Roberto Mieres (1955) y Carlos Menditeguy (1957).

Otro dato que sirve para entender lo que hizo Colapinto hasta ahora en su retorno a la F1 es que se ubica en el puesto 20º en el Campeonato Mundial de Conductores y, pese a no sumar puntos ya superó a Gabriel Bortoleto (21º) por lograr un mejor posición (13º en Mónaco) que el brasileño (14º en China y Mónaco). En dos carreras igualó el rendimiento más destacado de Jack Doohan (19º en el torneo) en Alpine (13º en China), pero en realidad el australiano cruzó la meta en el 15º puesto y se favoreció por las penalizaciones al propio Bortoleto y a Isack Hadjar (Racing Bulls). En cualquier momento Franco superará al oceánico en la tabla y, si llega a contar con un mejor auto, no será por una mejor posición final en carrera, sino con la chance de sumar puntos.

Si de confianza se trata, qué mejor que recibir la consideración del asesor ejecutivo del equipo, del hombre fuerte de Alpine, Flavio Briatore. “Lo único bueno de este fin de semana ha sido Franco, que no ha tenido accidentes y fue fuerte, el resto habrá que olvidarlo”, aseguró el hombre de 75 años en diálogo con el portal español DAZN.

Se viene el Gran Premio de España, en un circuito que es como el patio de su casa, en Montmeló. Allí ganó tres carreras en la Fórmula 4 Española en 2019, cuando fue campeón. También fue segundo con la Fórmula 3 en 2023 y con la Fórmula 2 en 2024. ¿Llegará alguna mejora aerodinámica en los autos de Alpine? Por lo pronto, Franco Colapinto demuestra que su manejo va más allá del auto.

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