El control policial y una prueba en la montaña: las anécdotas del primer triunfo de Carlos Reutemann en el automovilismo

0
5

Reutemann tuvo el apoyo de los hermanos Carlos y Américo Grossi que fue clave para poder correr e nivel nacional (Archivo CORSA)

Antes de triunfar en el exterior y consagrarse como uno de los mejores pilotos de la Fórmula 1 durante una década, Carlos Alberto Reutemann tuvo una exitosa campaña en el plano nacional que incluyó tres campeonatos. Se dice que la primera victoria en el automovilismo puede llegar a ser la más especial y el Lole tuvo su bautismo triunfal un día como hoy hace 60 años. Fue en el Turismo Mejorado o Anejo J, hoy conocido como Turismo Nacional, categoría en la que consiguió sus primeros cetros.

Reutemann se crió en una estancia familiar en Manucho, un pueblo ubicado a 43 kilómetros al norte de la capital santafesina. Por la independencia y necesidad de colaboración del campo, a los 8 años ya manejaba tractores y hasta un Ford A modelo 1929 de su padre, Enrique. Iba a la escuela a caballo y hacía 10 kilómetros diarios. Fue tal su compromiso con la actividad rural que cuando sus compañeros le decían que se quede con ellos para jugar, él respondía con una frase que dio lugar a su apodo: “No puedo ir a jugar porque voy a ver a ‘lolechone’”, en referencia a los lechones que se criaban en el campo.

“De chico leía publicaciones que llegaban desde Europa sobre la F1, con pilotos como Mike Harthown, Peter Colins, Stirling Moss y tiempo antes seguía a Juan Manuel Fangio”, contó en el programa Tus Ídolos de 1995 (Canal 9). Se volvió un fanático del automovilismo y con su hermano Enrique, quien contó en una entrevista con Infobae que “le probábamos los autos a los que venían a comprar hacienda a nuestro padre. Teníamos 15/18 años e íbamos al lado del Río Salado donde está lleno de chañares y paralelo al río él agarró e hizo el circuito de Montecarlo. Daba vueltas con un auto y yo le tomaba el tiempo. Como vivimos en el campo, el barro le dio a Carlos mucha sensibilidad al volante”.

El santafesino primero se ganó su lugar en una prueba en la montaña y luego debutó en Turismo Mejorado (Archivo CORSA)

Tras completar sus estudios secundarios como pupilo en el Colegio de la Inmaculada en Santa Fe, regresó al campo y trabajó junto a los peones. Luego de despuntar el vicio en algunas picadas decidió que su futuro estaba en las carreras de autos. En 1964, los hermanos Carlos y Américo Grossi, junto a la firma Automóviles Alvear, adquirieron un Fiat 1500 para competir en el Turismo Mejorado (actual Turismo Nacional), que en ese momento también era conocido como Anexo J. El auto se alistaba en un taller de Rafaela y quedó disponible al año siguiente ya que el piloto titular, Heriberto Bohnen, se retiró. Reutemann, que asistía a todas las carreras posibles, le rogó a Félix Crocce, gerente de la firma Grossi, para que le permitiera conducirlo. “Al cabo de una semana le di mi auto y le dije que me llevara al Parque Sur. Lo incité a que anduviera rápido y cuando lo hizo realmente me impresionó. Doblaba por los radios correctos, frenaba encima, utilizaba bien la caja y tenía excelentes reflejos”, recordó Américo Grossi, en diálogo con la revista CORSA.

Mientras que su hermano, Carlos, propuso a otro piloto llamado Luis Keller, Américo se la jugó por Lole. La elección se definió en una prueba entre ambos en La Cumbre, Córdoba. “Con mi hermano nos escondimos en una curva, una ‘S’ en bajada que había después de Los Cocos, pero ellos no sabían dónde estaríamos. Primero pasó Keller, y aunque lo hizo velozmente, desaceleró al acomodar el auto para pisar nuevamente. Reutemann, en cambio, venía bajando a fondo y así como venía dobló la ‘S’ y se fue. Eso decidió nuestra elección”.

Aunque Reutemann debió protagonizó una particular anécdota en la que debió eludir un control policial. “Yo no tenía los papeles del auto y era la primera vez que me subía a ese 1500. Cuando llegué a es famosa ‘caminera’ en Yocsina, el policía no me quería dejar seguir. Entonces, como yo al día siguiente iba a hacer la prueba para ver si tenía condiciones para manejar y era la única oportunidad que tenía mi vida de manejar el trayecto en el que iba a rendir la prueba, puse primera y me fui. No tenía alternativa, sabiendo que iba a tener un problema con la policía”, contó Lole en el mencionado programa televisivo.

Llegó el debut, también en Córdoba, y pese a su abandono por una falla mecánica el 30 de mayo, Reutemann tuvo un gesto que también marcó a los Grossi. “Cuando debutó en Carlos Paz, se fue el martes previo al circuito a recorrerlo a pie y el sábado nos recitó las 600 curvas de memoria. Mi hermano me dijo que ‘estábamos ante un piloto diplomado en la universidad’”, recordó Américo. Esa costumbre de Lole de recorrer los trazados desconocidos a pie la repitió siempre e incluso hasta sus primeros años en Europa.

Fue el 11 de julio de 1965 el día del bautismo triunfal para Reutemann. Al volante del mismo Fiat 1500, en su segunda carrera anotó como ganador en el Turismo Mejorado, hoy conocido como Turismo Nacional. Fue en el circuito Onofre Marimón de Villa Carlos Paz. “La carrera se llamó la Vuelta al Pan de Azúcar, que era muy importante en esa época. Eran tres vueltas de 103 kilómetros, que se largaba en Carlos Paz, Yocsina, La Calera, subíamos al Pan de Azúcar, bajábamos a Cosquín, y volvíamos por Bialet Massé hasta Carlos Paz. Esa carrera la gané muy bien”, contó Carlos. Su éxito logrado con apenas 23 años, representó mucho más que un resultado deportivo. El Lole había demostrado de qué estaba hecho y con potencial para poder dar pelea a los mejores pilotos nacionales.

Bajo la tutela de los hermanos Grossi, al año siguiente el santafesino se sumó al equipo de la Comisión de Concesionarios Fiat y corrió con una cupé Fiat 1500. Se consagró bicampeón en la Clase D en 1966 y 1967, superando a eximios corredores turismo como Alberto Rodríguez Larreta o Francisco Alberto “Paco” Mayorga. Lole logró un total de 14 victorias, entre las que se destacaron la Vuelta del Noroeste y dos series en el Gran Premio de la Montaña en 1968.

Reutemann venció con un Fiat 1500 en Villa Carlos Paz (Archivo CORSA)

En tanto que sus primeras armas en monopostos también llegaron gracias a los Grossi, quienes le consiguieron un De Tomaso-Fiat para correr en Fórmula 1 Mecánica Argentina. Salió quinto y sexto en las ediciones de 1966 y 1967 de las 500 Millas de Rafaela, en la competencia que se corría en el emblemático óvalo que en 1971 recibió a la IndyCar.

Ya consolidado como uno de los mejores corredores del plano local, Lole llegó al Turismo Carretera con el célebre Ford Falcon Angostado en 1968. También compitió en el Sport Prototipo, con el Huayra-Ford preparado por Heriberto Pronello en 1969. Por esa época el santafesino le confesó a CORSA que “no me divierto en las carreras. Para mí correr no es divertido si no algo serio. Para divertirme, juego. Correr es otra cosa”.

Ese profesionalismo y sus éxitos nacionales le valieron que al año siguiente sea incorporado al equipo del Automóvil Club Argentino (ACA) y con un BWA-Fiat obtuvo el título en la Fórmula 2 Nacional. Eso le valió la promoción a Europa, también bajo el ala del ACA, y en 1970 se estrenó en la Fórmula 2 Europea (actual Fórmula 2), el 12 de abril de 1970, el día que cumplió 28 años y sorprendió a varios de los mejores pilotos del mundo porque en esa época en la categoría antesala a la Máxima también corrían las principales figuras.

Hace 60 años, el Lole Reutemann logró su primera victoria absoluta a nivel nacional (Archivo CORSA)

Luego de ser subcampeón en 1971 de la Fórmula 2, llegó su debut en la F1 en la Argentina, el 23 de enero de 1972, con pole positions incluida. Pese a su retraso por el desgaste con las gomas pudo terminar séptimo. El Lole hizo su presentación con todo en la Máxima y durante diez temporadas y dos carreras de 1982, logró un subcampeonato mundial (1981), 12 triunfos puntuales (logró otros dos no válidos por el campeonato), largó 146 Grandes Premios, consiguió 45 podios (1 cada 3 carreras), 6 poles positions y 6 récords de vueltas.

Durante una década Carlos Alberto Reutemann fue uno de los mejores pilotos de la F1 y eso le valió correr para Brabham, Ferrari, Lotus y Williams, que fueron junto a McLaren (también tuvo alguna charla para correr ahí) los mejores equipos de la época. Sin embargo, antes de consagrarse en la élite del automovilismo forjó sus triunfos en la Argentina y hace seis décadas comenzó a escribir su gloriosa historia.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here