De salvar a Racing del descenso a crear una competencia que lleva al límite a los participantes: “Necesitaba un nuevo estilo de vida”

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El ex defensor central jamás dejó los entrenamientos

Desde que colgó los botines en el Ascenso de España, jamás perdió su esencia competitiva. A pesar de extrañar el olor al vestuario, pisar el césped recién podado o anhelar los mates con los compañeros en las distintas concentraciones, logró saciar su espíritu de lucha en una actividad que reúne la fuerza y la resistencia. Aquel recio defensor central que surgió de Atlético Rafaela y mostró su mejor versión cuando llegó a Racing para salvarlo del descenso, mantiene un estado físico impactante. Y para promover su nueva pasión, diseñó una disciplina que reunirá a miles de participantes en el mítico estadio Mario Alberto Kempes.

Se trata de Lucas Aveldaño, el ex futbolista que también dejó su huella en el Mallorca, Belgrano, Nueva Chicago, Tenerife, U de Chile y Deportes Iquique, quien incursionó en el mundo del Hyrox y descubrió nuevos desafíos por cumplir. Aquellos ejercicios que combinan el crossfit con el running marcaron un cambio de vida en el Pela. Tras participar en diversos torneos por Europa (también en Deka, Estados Unidos), se comprometió a impulsar “su” disciplina en Latinoamérica. Y su primera meta la diseñó en el escenario que lo tuvo como protagonista cuando vestía la camiseta del Pirata.

Es una actividad que inventaron los alemanes. Empezaron a entrenar con exigencias combinadas entre ejercicios de fuerza y resistencia“, explicó en diálogo con Infobae. Y agregó: “Nosotros creamos la Athlon Hybrid Race, que se trata de una carrera planeada con escalas, en donde en cada estación hay un desafío distinto”.

Aveldaño buscó un nuevo destino como entrenador, nutricionista y cocinero. Durante esos días en Racing, el ex central compartió su pasión por la gastronomía con José Chatruc, quien había realizado un curso de chef en su tiempo libre. “Desde los 11 años que cocino en mi casa. Los asados los empecé a hacer a los 13. Fue una cultura heredada de mis bisabuelos, que eran italianos. Y la comida me mantuvo muy activo”, reconoció.

Su paso por la Academia se dio cuando la entidad de Avellaneda era acosada por el promedio y el temor a perder la categoría mantenía a los hinchas en vilo. “Teníamos que pelear el campeonato para salvarnos del descenso, y con Caruso (Lombardi) hicimos una campaña en la que terminamos terceros. Después vinieron las cosas buenas”, recordó.

Aquella etapa marcó una era insólita para la institución bonaerense. El carismático estratega apelaba a sorteos de electrodomésticos para motivar a un plantel que tenía la obligación de sumar fecha a fecha para lograr el objetivo. “Nadie daba dos pesos por nosotros. No había una persona que pensara que nos íbamos a salvar. Además, habíamos arrancado con solo un triunfo en los 6 primeros partidos y parecía que estábamos condenados. En ese momento teníamos que sacar como 30 puntos para mantener la categoría y sacamos 31. Fue una locura”, recordó.

Los equipos de música, los microondas y los televisores formaban parte de las gratificaciones adicionales que otorgaba cada victoria, “pero también había sorteos de ropa”. “En los reducidos previos a los partidos se armaban guerras para quedarse con los premios. Nos reventábamos”, reconoció el Pela.

En su memoria todavía persiste el episodio en el que Néstor Kirchner descendió en helicóptero en la cancha auxiliar del Cilindro, donde fue abordado por el excéntrico DT: “No entendíamos nada. Apenas aterrizó, Caruso lo fue a buscar para pedirle cosas. A los diez pasos lo frenaron los de seguridad, pero Néstor lo dejó pasar. Como ese fin de semana jugábamos con Boca en La Bombonera, le pidió que prometiera algo si ganábamos. Cuando dijo que había un televisor, Caruso le saltó al cuello y le comentó que éramos 30 jugadores en el plantel; entonces le pidió uno cada 10 y Néstor aceptó. Como ese domingo se nos dio el resultado, esos tres televisores los sorteamos y yo tuve la suerte de ganar uno. Los otros dos fueron para Chatruc y Franco Sosa“, recordó.

Aveldaño en pleno entrenamiento

Su retiro del fútbol se dio de forma natural. Su último equipo fue el Tudelano de la Tercera División española, pero en su cabeza ya tenía la idea de invertir con un amigo de la infancia en Las Baleares. En la misma isla donde se desempeñó entre 2015 y 2016, inauguró Shaka, Maleva y Entre Pinsas, tres restaurantes gourmet que acapararon la atención del planeta por su cliente habitual: Lionel Scaloni.

Su relación con el líder de la Scaloneta comenzó por iniciativa del flamante estratega campeón del mundo. Cuando el defensor fue contratado por la entidad española en 2016, se presentó en la Ciudad Deportiva porque se había enterado del arribo de un jugador argentino. “Después de mi tercer entrenamiento en el Mallorca, me esperó afuera y me facilitó la búsqueda de un departamento, el colegio para mis hijos y todas las comodidades que uno necesita al comienzo para la estadía. Siempre estuve muy agradecido, porque no nos conocíamos personalmente y se puso a disposición”, reveló.

El ex defensor también se dedica a la gastronomía

Más allá del arte culinario, Aveldaño necesitaba adrenalina. Y la consiguió a través de las duras pruebas que lo pusieron al límite en más de una oportunidad. “Después del fútbol encontré este nuevo estilo de vida. Es una nueva modalidad para mantenerme en forma y seguir entrenando, porque hay una base aeróbica y otra de fuerza básica. Y siempre es una competencia contra uno mismo, porque al igual que el running, se trata de bajar las marcas personales”, detalló.

Tras participar en pruebas en Barcelona, Madrid, Málaga, Bilbao, Valencia y Polonia, entre otros destinos, se asoció con la productora que creó el Cosquín Rock y lanzaron la Athlon Hybrid Race, que tendrá su primera competencia el 20 de septiembre en el estadio que albergó al Mundial de 1978. “Estamos tan entusiasmados que ya tenemos una segunda fecha para marzo; pero seguramente será en un lugar indoor“, concluyó.

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