Lewis Hamilton no pudo subir al podio en su primera carrera como local a bordo de una Ferrari. El inglés, al volante del Ferrari SF-25, finalizó cuarto en el Gran Premio de Gran Bretaña de Fórmula 1, y vio interrumpida su histórica racha de podios en Silverstone. El siete veces campeón del mundo reconoció que su actual coche representa uno de los retos más complejos de su carrera y que la Scudería trabaja en soluciones técnicas para revertir la situación.
Su resultado de este domingo marcó el final de una serie de 12 podios consecutivos en el circuito británico, una marca que Hamilton había iniciado en 2014 y que incluía ocho victorias, dos segundos puestos y dos terceros.
Esta vez, el británico partió desde la quinta posición y, gracias a una estrategia inicial acertada, logró avanzar hasta el cuarto lugar. Sin embargo, la primera parada en boxes, en la que cambió a neumáticos intermedios, resultó desfavorable: “La primera parada no fue buena, salí cuarto y volví octavo. Muchos nos hicieron el undercut (N. de la R: entrar antes a boxes que sus rivales). Tenemos que analizar qué pasó”, explicó tras la carrera, ante la prensa que tiene acreditación anual.
A pesar de las dificultades, Hamilton demostró su capacidad al recuperar posiciones en condiciones adversas, superando a rivales como George Russell y Pierre Gasly. No obstante, cuando la pista se secó y se montaron neumáticos lisos, dos errores luego de salir de boxes limitaron sus opciones de remontada. “Fue una carrera difícil, no muy buena por mi parte. Cometí bastantes errores en condiciones complicadas. Este coche es duro de manejar aquí”, admitió el británico.
En tanto que el análisis de Hamilton sobre el monoplaza de Maranello fue contundente: “Es el auto más difícil que manejé en los últimos años. Me costó mantener el ritmo. Los neumáticos fallaban mucho. El monoplaza era increíblemente difícil de manejar”.
El piloto destacó que la carrera le permitió obtener información valiosa: “Aprendí mucho hoy. Es la segunda vez que conduzco en mojado con este auto. No puedo expresar lo difícil que es. No es un coche al que le gusten estas condiciones. Pero ahora tenemos muchos datos que sacar de esto… Para mí, será bueno sentarme con la gente que diseñó el monoplaza para este año, porque hay elementos de esta unidad que nadie más puede mirar”.
Por último, el de Stevenage afirmó qué le gustaría mejorar en el coche: “Probablemente, un equilibrio consistente. Un auto que gire a baja velocidad. Que sea más estable”.
En tanto que el desempeño de Charles Leclerc, compañero de Hamilton, también reflejó las dificultades del equipo, ya que finalizó en la decimocuarta posición.
De cara al próximo Gran Premio en Spa-Francorchamps, la Scudería prepara una actualización técnica clave: una nueva suspensión pull-rod (se ubica en la parte inferior del chasis) que, según el equipo, aportará mayor estabilidad sobre baches y mejor adaptación del SF-25 a pistas irregulares. Esta mejora podría ser determinante para que Lewis Hamilton recupere competitividad y vuelva a luchar por los primeros puestos en la segunda mitad del campeonato.
