Golazos, debuts y grandes figuras: cuando Boca e Independiente se enfrentaron 20 veces en apenas cuatro años

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El gol de Bochini que definió la liguilla de la temporada 1986/87

El partido marchaba hacia su imaginable conclusión. La paridad había sido total en esas dos finales de la liguilla y lo más lógico era que tuviesen que seguir en un tiempo suplementario y luego, quizás, los penales. Aquel domingo 14 de junio de 1987 había sido el día más frío del año, pero la Bombonera ardía. Faltaban solo 9 minutos, cuando luego de una gran jugada colectiva de Independiente, Claudio Marangoni fue fauleado en la puerta del área, pero antes alcanzó a tocarla para el Bocha. El genio encaró directo hacía el objetivo. Allí, donde casi todos dudan y se inhiben por el marco, él volvió a demostrar que era un distinto dentro de la cancha. Reeditó el viejo duelo de leyendas con el Loco Gatti. Al enfrentarlo, la tocó apenas, con el revés del pie derecho, aguantado el cruce postrero del Ruso Hrabina. La pelota fue despacio, en una diagonal perfecta, para entrar pidiendo permiso. Con ese grito, los Rojos se quedaron con la liguilla, para retornar a la Copa Libertadores.

Gol del Bocha, clave en la definición del torneo 1988/89

Ese fue uno de los tantos duelos que sostuvieron Boca e Independiente por aquellos años, en los que se convirtió en un pequeño clásico dentro del clásico. Entre 1987 y 1990 se enfrentaron 20 veces, entre amistosos, torneos de primera división, Supercopa y en tres de las cuatro liguillas que se jugaron en ese período. Pero no solo el racconto debe detenerse en la simple estadística. En la mayoría de esos cruces hubo algo importante en juego, además de debuts, despedidas y futbolistas y entrenadores que pasaban de un equipo a otro.

Ya el año anterior, en 1986, jugaron dos partidos, ambos en cancha de Independiente donde se convirtieron 11 goles, como antesala de lo que estaba por venir. En marzo ganó Boca 4-0 y en noviembre llegó el desquite de Independiente por 5-2, en una brillante exhibición de fútbol.

Esta historia comenzó el 10 de enero de 1987 con mucha expectativa. Era el cotejo que abría la temporada de verano en Mar del Plata, con la tradicional Copa de Oro. A eso se sumaba un hecho excepcional como lo fue el debut de César Luis Menotti como entrenador Xeneize, que generó una enorme atención, ya que no dirigía en el país desde que concluyó su ciclo en la Selección, tras el Mundial ‘82.

Equipo de Boca la noche que ganó la Supercopa en la cancha de Independiente. Parados: José Luis Cuciuffo, Blas Giunta, Carlos Navarro Montoya, Víctor Marchesini, Claudio Marangoni, Juan Simón. Agachados: Ivar Stafuzza, Alfredo Graciani, Walter Perazzo, José Daniel Ponce, Diego Latorre

Fue triunfo boquense por 3-2 con dos goles de Alfredo Graciani (uno de penal) y el restante de Jorge Rinaldi, mientras que para el cuadro de Avellaneda marcaron Alejandro Barberón, de tiro libre, y Osvaldo Ingrao, de penal. El propio Graciani y el Loco Enrique fueron expulsados.

El domingo 19 de abril tenían que verse las caras en la Bombonera por la anteúltima fecha del parejo y apasionante torneo 1986/87, donde ambos llegaban con chances de campeonar, peleando con Newell´s y Rosario Central. A Independiente solo le servía ganar, porque cualquiera de los otros dos resultados, lo dejaba sin posibilidades. Boca atravesaba una situación inesperada meses atrás, porque al llegar Menotti se ubicaba en el puesto 14° y gracias a una positiva racha, se había encaramado en la lucha por el título. No se disputó en la fecha estipulada, porque aquel fin de semana fue el primer alzamiento carapintada, en plena Semana Santa. El de la recordada frase de “Felices Pascuas” del presidente Alfonsín, hincha de Independiente, desde los balcones de la Casa de Gobierno, acompañado, entre otros, por uno de los líderes de la oposición, el justicialista Antonio Cafiero, fanático de Boca.

El match finalmente tuvo lugar el 26 de abril. El cuadro de Pastoriza sabía cómo neutralizar el sistema defensivo que aplicaba Menotti, con un permanente achique de espacios, casi hasta la mitad de cancha. Fue un partidazo, de ida y vuelta, con goles y polémicas. Bochini puso el 1-0 de cabeza y de la misma manera empató Tapia. Unos minutos más tarde, en una discutida jugada, Percudani, evitando el off side, colocó en ventaja a la visita. A escasos minutos del final, el árbitro Ricardo Calabria sancionó un penal que Jorge Comas transformó en el 2-2 que parecía definitivo. Pero el talento de Claudio Marangoni sacó de la galera una maniobra memorable, dejando dos hombres en el camino en una baldosa, para habilitar a Percudani, que selló el 3-2.

Rosario Central fue el campeón y entonces ambos formaron parte de los ocho equipos que disputaron la liguilla. Independiente dejó en el camino a Banfield y Ferro, al tiempo que Boca hacía lo propio con Deportivo Armenio y Newell´s, para verse las caras en la final. La primera fue en Avellaneda, donde cumplieron los pronósticos de un choque emotivo y parejo, que terminó 2-2 con tantos de Percudani, Marangoni, Rinaldi y Comas. El desquite fue siete días más tarde y se pintó de rojo, como lo narramos en el inicio, siempre con el Bocha como protagonista en los grandes momentos.

El segundo semestre del ’87 fue bien distinto, sobre todo para Boca. Aquella derrota con el gol de Bochini, significó el último partido de Menotti como entrenador en su primer ciclo en el club. De un momento a otro, les anunció a los dirigentes que por problemas personales tenía que dejar el país. El hincha se sintió defraudado, porque pocos días más tarde vio en los medios como asumía en el Atlético de Madrid. En su lugar llegó Roberto Marcos Saporiti, quien apenas estuvo 5 encuentros oficiales por los malos resultados, siendo reemplazado por Juan Carlos Lorenzo.

Golazo de chilena de Diego Latorre en Mar del Plata en enero de 1990

El Toto tampoco enderezó el rumbo y el cuadro navegaba en las últimas posiciones, cuando el 8 de noviembre visitó a un Independiente golpeado en el plano anímico, por la reciente eliminación en Copa Libertadores ante Peñarol. Todo eso se archivó, porque cuando estaban frente a frente, parecían tener otra vibración. Fue 3-3 con destacada actuación en los locales de Marangoni, que siempre le hacía goles a Boca (marcó dos) y de Carlos Tapia en la visita, que tenía el hábito de convertirle a Independiente (también gritó dos).

A fines de diciembre, José Omar Pastoriza cerró su tercer ciclo como entrenador de los Rojos y firmó para los Xeneizes, mientras que su lugar fue ocupado por Jorge Solari. El destino quiso que debutaran enfrentándose el 9 de enero en Mar del Plata, por la Copa de Oro, en un empate en dos tantos. El 17 de abril fue el capítulo siguiente de esta historia en la Bombonera, cuando ninguno peleaba por el título y los de Avellaneda, apenas por el modesto premio de la liguilla. Boca se impuso 2-0 con tantos de sus goleadores: Graciani y Comas.

La Asociación del Fútbol Argentino introdujo una modificación en el reglamento de esa temporada, con el desarrollo de dos liguillas diferentes. La tradicional, con los siete equipos que seguían al campeón, más el vencedor del Nacional B, por un lugar en la Libertadores. Y otra con los cuadros restantes, cuyo premio era casi un consuelo: participar en la liguilla de la temporada siguiente. Las malas campañas de ambos los depositaron allí y, por supuesto, también estuvieron frente a frente. Boca se quedó con los dos cruces: 2-0 como local y 3-2 en condición de visitante. Este último, jugado el miércoles 22 de junio, marcó el último partido oficial de Claudio Marangoni en Independiente, pero nos va a seguir acompañando en este recorrido, porque fue transferido a Boca Juniors…

Claudio Marangoni y Ricardo Giusti, símbolos de los duelos de esos años

Para la temporada 1988/89 la AFA dispuso una innovación que venía estudiando. Otorgar tres puntos al vencedor de cada partido (en esos tiempos daba dos) y uno para cada uno, como era habitual si empataban. Pero en estos casos, habría una definición por penales para dar una unidad extra a quien triunfase. El domingo 4 de septiembre, una semana antes del inicio del torneo, hubo un partido amistoso que, en caso de terminar igualado, serviría de prueba del sistema. Por supuesto que fue Boca vs Independiente, que concluyó 1-1 (Latorre – Ubaldi). Luego fueron a los penales, que según decía el reglamento, cada equipo debía ejecutar en un arco determinado. Un absurdo que terminó con el árbitro Juan Bava extenuado de ir de un área a otra luego de 18 ejecuciones. El vencedor fue el cuadro de Solari y el Bocha convirtió el decisivo.

Boca, con refuerzos de renombre como Juan Simón, Carlos Navarro Montoya, Walter Perazzo y Claudio Marangoni, arrancó con todo y rápidamente se ubicó en la cima de las posiciones. Independiente también había incorporado varios elementos, que la postre serían claves, pero que en un principio eran resistidos, como el caso de José María Bianco. La campaña era irregular y la impaciencia del conocido paladar negro se hacía notar. El domingo 13 de noviembre recibía a Boca y la única banca que tenía Solari era la del presidente Pedro Iso. En las horas previas circuló el rumor que, si no ganaba, dejaba el cargo. El Indio se quedó porque fue una festejada victoria por 2-1 con tantos de Bochini (¿Cuándo no?) y Rogelio Delgado, señalando Graciani para la visita.

Cinco meses más tarde, el 2 de abril, se enfrentaron en la Bombonera, cuando eran los únicos aspirantes al título. Boca le había llegado a sacar cinco puntos de diferencia, pero en ese momento se había reducido a tres. Era una final anticipada y así se jugó. El equipo de Pastoriza venía en baja y con doble competencia, por estar en la Copa Libertadores, mientras los de Solari llegaban en plenitud. Y eso se vio en el césped, donde prevalecieron los Rojos, alcanzando a su adversario en las posiciones tras el 2-1 con goles de Bochini, Alfaro Moreno y Perazzo.

Pasaron cinco meses para volver a enfrentarse. En Boca ya no estaba Pastoriza y en su lugar asumió Carlos Aimar. En la noche del miércoles 13 de septiembre, fecha entre semana, se dio el gusto de ganar por 1-0 con un gol de Walter Perazzo en posición dudosa y un penal que el Mono Navarro Montoya le atajó a Alejandro Alfaro Moreno

En 1988 comenzó a disputarse la Supercopa, organizada por Conmebol. Era un torneo que reuniría todos los años a los campeones de la Libertadores. Racing fue el campeón en aquella edición, donde tanto Boca como Independiente fueron eliminados en la primera rueda. La historia fue distinta en el ’89, porque ambos llegaron, con justicia, a la final. Fueron dos empates en cero, sin poder sacarse ventajas. Entonces, la noche del 29 de noviembre, en cancha de Independiente será por siempre un grato recuerdo Xeneize, al imponerse por penales, gracias al que Navarro Montoya le detuvo a Artime y el decisivo que marcó Blas Giunta.

Para el arranque del año ’90, Carlos Aimar decidió una innovación táctica. Jugar con tres defensores y adelantar a Víctor Marchesini a la mitad de la cancha. El debut en la Copa de Oro de Mar del Plata no pudo ser más auspicioso porque venció a Independiente con la claridad del 3-0 final. La joya de la noche fue el golazo de chilena de Diego Latorre, uno de los mejores en la historia de los torneos de verano.

El domingo 4 de marzo se enfrentaron en Avellaneda. El cuadro local era el líder del torneo y Boca estaba relegado, sintiendo que esa podía ser su última chance de acercarse a la punta. Fue una tarde gris, donde no paró de llover en ningún momento. El 1-1 final con goles del Bocha Ponce y Alfaro Moreno, pareció conformar a los locales. Sin embargo, a partir de allí comenzarían a defeccionar en el rendimiento y River se quedaría con el título.

Nuevamente la liguilla los ponía cara a cara. Y otra vez en la final, como en el ’87. El premio era obtener el pasaje a la Copa Libertadores ’91. En ambos cotejos, Boca fue superior y justificó los triunfos por 1-0. Con tanto de Walter Pico en la Bombonera y nuevo golazo de Latorre, en la cancha de los Rojos.

El último de los 20 encuentros que jugaron entre el ’87 y el ’90 tuvo lugar el domingo 9 de septiembre por la cuarta fecha del primer torneo Apertura de la historia. Los Xeneizes llegaron en buena racha, ya que había ganado en las tres primeras fechas. Su rival era la contracara. Flojos resultados en el campeonato y la eliminación en cuartos de final de la Libertadores ante River, determinaron el alejamiento de Jorge Solari de la dirección técnica. Su reemplazante fue un viejo conocido de la casa: el Pato Pastoriza, que hizo su debut esa tarde. Su motivante presencia no alcanzó, porque fue derrota 2-1 con los tantos de Luis Abramovich, Diego Latorre y Ricardo Giusti.

Es curioso que dos equipos se enfrenten tantas veces en poco tiempo. Por eso se había generado una sensación de duelo especial entre ellos, y por la calidad de los jugadores. Baste repasar los nombres y apellidos, para tener noción de un gran nivel. A la altura histórica de Boca Juniors e Independente.

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